viernes, 17 de marzo de 2017

“Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña”


“Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña” (Mt 21, 33-43.45-46). Para poder apreciar el contenido sobrenatural de esta parábola, hay que tener en cuenta qué representa cada elemento de la misma: el dueño de la viña es Dios Padre; la viña es Jesús y también la Iglesia; los arrendatarios son el Pueblo Elegido; los enviados del dueño son los profetas; la muerte del hijo del dueño es la muerte de Jesús en su Pasión; aquellos a quienes el dueño le entregará la viña, luego de quitarles la viña a los primeros arrendatarios, somos los bautizados en la Iglesia Católica. Nosotros, los bautizados en la Iglesia Católica, somos el Nuevo Pueblo Elegido, a quienes Dios Padre ha encargado la administración de los misterios de su Iglesia; a quienes Dios Padre ha confiado lo más precioso que Él tiene, que es su Viña, Cristo Jesús en la Eucaristía, y la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, para que cuidemos de estos sus dos más preciados tesoros. No nos hagamos indignos de tan grande e inmerecido don.

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